Es, en este proceso, víctima de una sobrealimentación, de una saturación que le impide contextualizar y articular cada uno de los mensajes que recibe desde diversos medios. Tal situación se podría resumir en una imagen: en la salida de mercancías de una fábrica, un excedente inútil y voluminoso oculta, a ojos de los trabajadores, la producción dirigida al mercado, es decir, aquello que contiene un valor verdadero.